Los días pasan y el correr de la vida nos lleva a lo de costumbre. Levantarnos apurados, corriendo con el desayuno en la mano, para llevar los chicos al colegio y llegar tarde al trabajo, como de costumbre. Escuchar al jefe quejarse y amonestarnos que la próxima será una advertencia por escrito y a la próxima ya me imagino en la fila del desempleo. Después de un día comenzado amargo, llegó tarde a recoger los chicos al colegio para cocinar, ayudarle en sus tareas, acostarlos y limpiar el desorden para darme un baño y quedar tirada en la cama. Cuándo llega mi pareja a la casa lleno de amor y yo solo quiero descansar, porque toca levantarse temprano otra vez.
Si pensáramos en esta situación, desde afuera, verlo con otra perspectiva; ¿Podríamos hacer algún cambio? ¿Cuál o cuáles serían?
Déjenlo en los cometarios y buscaremos juntos una solución a un día cotidiano y estresante, para darle mejor valor a cada minuto.
Pongamos en práctica eso de querer sentirnos bien con nosotros y el mundo alrededor.
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