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Cuando se nos caen los años encima, con los daños y los impactos, a veces nos detenemos a pensar. Que hemos hecho en nuestra vida y que hemos dejado pasar. Las tardes con la familia, las huídas con nuetros amigos, las carcajadas y los llantos, la vida en general.
Se nos va acabando la batería del reloj de la vida y los dias se hacen una tesoro cada día más valisoso.
Y acaso nos preguntamos por qué no aprendimos más rapido a amar? Por qué peleamos, en vez de amarnos, porque todo nos daba igual?
Por qué no evitamos aquellas situaciones que sabiamos no llegarían a ningun lugar?
Por qué no luchamos más por ser felicies y hacer al projimo igual.
Y se nos siguen cayendo las canas encima, una a una, de la nada están todas aquí. Los sueños inconclusos que dejamos para el mañana, que hoy ya no podremos repetir. Y ahora, solo en medio de la edad que no perdona, nos encontarmos con tantas memorias a mitad. Sin poder finalizarlas nunca más y aceptamos lo que hicimos, lo que no hicimos y decidimos cerrar el libro y disfrutar los segundos que nos quedan, sin nada más...
H.G.