
No tienes que ser escritora para escribir. Solo necesitas tener algo que decir.
Muchas veces creemos que para escribir debemos tener técnica, estilo, o incluso un título que lo valide. Pero lo que nace desde el alma no necesita permiso. Solo necesita verdad.
Escribir desde el alma es permitirte ser honesta contigo.
Es soltar lo que pesa.
Es descubrir lo que no sabías que sentías… hasta que lo escribiste.
No se trata de puntos, comas ni de ortografía perfecta. Se trata de permitirle a tu voz salir sin filtros.
A veces las palabras que más sanan no son las que publicamos. Son las que escribimos para nosotras mismas, en una libreta vieja o en una nota del celular, mientras lloramos en silencio.
Y si algún día decides compartir eso con el mundo, no lo hagas para impresionar, sino para acompañar.
Porque cuando una escribe con el alma, siempre hay otra alma que se siente menos sola al leerte.
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