Querida mujer que se siente invisible:
Sé que a veces sientes que nadie nota tu esfuerzo, tu lucha, tu cansancio.
Que das tanto… y recibes tan poco.
Que caminas por la vida como si fueras un fantasma con responsabilidades.
Una sombra que sirve, ama, cuida, resuelve… pero pocas veces es abrazada, escuchada o reconocida.
Pero hoy quiero decirte algo que tal vez nadie te ha dicho:
Te veo.
Dios te ve.
Y lo que haces, aunque parezca pequeño, está dejando huella.
Esa comida que preparaste sin fuerzas.
Ese consejo que diste mientras tu corazón también dolía.
Ese abrazo que regalaste aunque nadie te abrazó a ti…
Eso es amor en acción.
Eso es fe viva.
Eso es luz, aunque no lo veas.
Tu existencia no necesita ser validada por los ojos del mundo para tener valor.
Tu presencia cambia atmósferas, aunque no te aplaudan.
Tu corazón sostiene más de lo que muchos sabrán.
Hoy quiero que sepas:
No estás sola.
No estás olvidada.
Y no estás invisible ante el Cielo.
Gracias por no rendirte.
Gracias por seguir amando.
Gracias por seguir aquí.
Con amor,
Una mujer que también estuvo ahí.
Add comment
Comments