Una gota de agua en el desierto

Pareciera que andamos por andar en un mar desierto, sin una gota de agua que reviva nuestro ser, que nos mueva por dentro, que nos ayude a no desfallecer. Vivimos sumidos en los problemas que no tenemos tiempo de contemplar que las respuestas están ahí, enfrente de nosotros, entre las dudas y el razonamiento. Entre las ganas y los miedos, allí se ocultan las respuestas deseosas de ser encontradas, de ser utilizadas. Pero el conformismo y la simplicidad nos maquillan un paisaje confortante y ahí permanecemos 10 años más, pensando que seremos felices algún día, porque a todos les llega o les llegará. Sin aprender a abrir puertas más allá de nuestro entendimiento, más allá de la razón que conocemos de siempre, más allá de la curiosidad de saber que existe al otro lado, donde todo no es tan verde, pero es diferente. 
H.G.