De Calithea a Betzaida: la misma voz, con nombre propio

Relanzamiento de mis obras poéticas bajo mi verdadero nombre

Durante mucho tiempo firmé mi poesía como Calithea Kamico. Ese seudónimo nació en un momento en que necesitaba protegerme, explorar mi sensibilidad creativa sin sentirme juzgada. Era como escribir detrás de una cortina, pero con el alma completamente expuesta. Calithea me permitió ser libre. Fue mi refugio y mi desahogo.

Lo elegí con intención. Calithea viene del griego y puede interpretarse como “pequeña diosa de la belleza”, mientras que Kamico evoca el japonés, donde “kami” significa “espíritu” o “divinidad”, y el sufijo “ko” está vinculado a lo femenino. Juntas, esas palabras simbolizaban una versión íntima, mística y valiente de mí misma. Pequeña diosa, con una voz que podía decir lo que yo aún no me atrevía.

Y funcionó. Gracias a ella escribí mis primeros libros de poesía sin miedo, sin filtros, con la sinceridad de quien no necesita aplausos, sino libertad. Ella me dio el valor que no tenía. Me ayudó a nacer como escritora cuando todavía no me sentía lista para mostrar mi nombre al mundo.

Pero con el paso del tiempo comprendí algo muy importante: la poesía no es el único género que habita en mí.

Escribo narrativa, desarrollo personal, reflexión espiritual… escribo sobre la vida desde muchos ángulos, y cada palabra —sea poema, cuento o guía— viene de la misma fuente: mi corazón. Ya no deseo dividirme entre nombres. Ya no quiero esconderme detrás de un seudónimo para sentirme fuerte. Mi escritura es una, y también lo soy yo.

Por eso decidí reunir todas mis voces bajo un solo nombre: Betzaida De Jesús. No fue una decisión fácil, pero sí necesaria. No quiero encasillarme ni permitir que otros me definan por un solo estilo o género. Como dice el dicho: de poetas y locos, todos tenemos un poco, y yo he decidido abrazar cada parte de lo que soy.

Este relanzamiento es más que un cambio de nombre. Es una declaración de identidad. Es una invitación a leerme sin filtros ni fronteras. A dejar que mis obras , sin importar su formato, te acompañen, te inspiren y quizás, te transformen.

Así que aquí estoy.
Con el mismo amor por las letras.
Con la misma pasión por tocar corazones.
Solo que ahora… con nombre propio.